La vida…llena de tiempos y circunstancias en que los días, semanas y meses van pasando.
Se resume en esos momentos: Felices o tristes; amargos o dulces.
En que reímos o lloramos, en que sentimos con más intensidad. Agradecemos con el corazón y con ese mismo, sentimos una gran pena.
Todo eso es parte de esta vida, todo eso pasa día a día y cuando menos lo esperamos un año más se va.
Y al mirar atrás nos sentimos conmovidos y al recordar también, la nostalgia nos invade y no podemos evitar esa lágrima que asoma en las ventanas del alma.
«Un año más vivido, un año más que se va»
Una mezcla de gozo y nostalgia, porque otro nuevo vendrá.
Se deja atrás el placer del ayer, todo lo vivido queda en la memoria, los paisajes vistos, los abrazos dados y recibidos, los besos que dimos y que nos dieron.
Tantos momentos en que el corazón salto de emoción al sentir el amor.
¡Qué gratificante decir, fue un lindo año!
Viví y sentí con gran intensidad.
Me enamoré, lloré, reí.
Me caí, me dolió, me levanté otra vez, me limpié y seguí.
Recorrí cien caminos y mil kilómetros.
Llegué lejos con mi propio esfuerzo, ¡Fue estupendo en verdad!
Me equivoqué y lo acepté
Cambié muchas cosas de mí, mejoré otras más.
Di lo mejor de mí y no me negué a sentir, fui yo misma en cada instante y de nada me arrepiento, aunque no haya sido perfecto.
A Dios yo le agradezco por todo, por tanto.
El es quien conservó y guardo mi vida e hizo cada momento posible.