Te digo algo…
Ahora que lo pienso, tu heriste mi ego.
Definitivamente una gran herida.
¿Me preguntas por qué?
Mejor comencemos desde el inicio.
Te confieso que me enamoré estúpidamente de ti,
El primer día que te conocí.
Fue tu voz o tu sonrisa, no sé qué.
Pero si, realmente sucedió.
Los días pasaron y ese sentimiento no desapareció.
Te abrí mi corazón de par en par.
Pero tú no quisiste entrar.
Solo viste una amiga en mí.
Disculpa por haberme ido así,
Tenía que hacerlo.
Era la única forma de dejarte ir para mí.
Es cierto, vivimos en un tiempo vacilante
En el que el amor y la amistad pueden ser «deleteados»
Para bien o para mal.
Al fin y al cabo para lograr la paz del alma,
Se vale cualquier medio.
Sigamos…
Te confesé lo que sentía,
Lo intenté una vez y otra vez.
Pienso que nunca te interesé de verdad,
Solo fui un analgésico para tu soledad.
Y ahí estaba, mi ego herido,
Cual ave herida.
Me lancé al vacío.
Y esta es la razón:
«Nunca pisé tan fuerte en el amor,
Nunca me declaré de esa manera.
Llegué como una bola demoledora
Cerré mis ojos y me balanceé
Lo único que quise fue romper tus barreras,
Solo quería que me dejaras entrar,
Fue una estrepitosa caída,
Tú me rechazaste»
Lo siento, no puedo ser tu amiga.
No quiero vivir una mentira,
Lo mejor es correr
y estar a salvo.
¿Me entiendes ahora?